Alejandro Lerroux (Partido Radical)
Niceto Alcalá-Zamora (Partido Republicano Progresista)
Miguel Maura (Partido Republicano Conservador)
Manuel Azaña (Izquierda Republicana)
Marcelino Domingo (Partido Radical Socialista)
Indalecio Prieto (PSOE)
Federica Montseny (CNT)
Dolores Ibarruri, la "Pasionaria" (PCE)
Andreu Nin (POUM)
Lluis Companys (ERC)
Santiago Casares Quiroga (ORGA)
José Antonio Aguirre (PNV)
Jose Mª Gil Robles (CEDA)
José Calvo Sotelo (Renovación Española)
José Antonio Primo de Rivera (Falange Española)
domingo, 19 de febrero de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
Constitución de 1931 (selección de artículos)
«(…) España, en uso de su soberanía y representada por las Cortes Constituyentes, decreta y sanciona esta Constitución.
Art. 1°. España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo. La República constituye un Estado integral, compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones. La bandera de la República española es roja, amarilla y morada.
Art. 2°. Todos los españoles son iguales ante la ley.
Art. 3°. El Estado español no tiene religión oficial.
Art. 4°. El castellano es el idioma oficial (...) Todo español tiene obligación de saberlo y derecho de usarlo, sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones (…)
Art. 11°. Si una o varias provincias limítrofes, con características históricas, culturales y económicas comunes, acordaran organizarse en región autónoma para formar un núcleo político-administrativo dentro del Estado español, presentarán su Estatuto con arreglo a lo establecido en el Art. 12. (…)
Art. 26º. Una ley especial regulará la total extinción (...) del presupuesto del clero. Quedan disueltas aquellas Órdenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado. (...) Prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza. (...)
Art. 27º. La libertad de conciencia y el derecho de profesar y practicar libremente cualquier religión quedan garantizados en el territorio español (…). Los cementerios estarán exclusivamente sometidos a la jurisdicción civil. No podrá haber en ellos separación de recintos por motivos religiosos, (…)
Art. 36º. Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales (...)
Art. 44º. Toda la riqueza del país, sea quien fuere su dueño, está subordinada a los intereses de la economía nacional. (...) La propiedad de toda clase de bienes podrá ser objeto de expropiación forzosa por causa de utilidad social mediante adecuada indemnización (…)
Art. 48º. La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana.
Art. 51º. La potestad legislativa reside en el pueblo, que la ejerce por medio de las Cortes o Congreso de los Diputados (…)
Art. 52º. El Congreso de los Diputados se compone de los representantes elegidos por sufragio universal, igual, directo y secreto.
Art. 67º. El Presidente de la República es el Jefe del Estado y personifica a la Nación.
Palacio de las Cortes Constituyentes a 9 de diciembre de 1931.»
domingo, 12 de febrero de 2012
TEXTO: Renuncia del rey Alfonso XIII (y COMENTARIO RESUELTO)
«Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público, hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez. (...)
Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo contra los que las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fraticida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme algún día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del poder real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos. (...)
Madrid, 14 de abril de 1931»
COMENTARIO DE TEXTO
· Introducción: manifiesto de Alfonso XIII fechado el 14-IV-1931 que marca el final de su reinado y da paso a la II República.
· Clasificación:
o Fuente primaria y documento histórico-circunstancial.
o Texto narrativo de carácter político.
o Manifiesto: es una declaración pública de principios e intenciones, a menudo de naturaleza política, formulada generalmente por individuos o partidos políticos. En los manifiestos suele emplearse un lenguaje exhortativo, ya que su finalidad es la de convencer o persuadir a la opinión pública de que acepte un determinado programa o posición política.
o Documento de difusión general y, por tanto, de carácter público[1], oficial y de ámbito nacional.
· Autoría: documento redactado el 14-IV-1931 en Madrid por el hasta ese día rey de España Alfonso XIII.
o Alfonso XIII (1886-1941), hijo póstumo y sucesor de Alfonso XII. Durante su minoría de edad ejerció la Regencia (1885-1902) su madre, Mª Cristina de Habsburgo. Su reinado personal transcurrió entre 1902 y 1931, época marcada por la crisis de la Restauración. Murió en Roma en 1941.
o Destinatario: la nación española.
o Intencionalidad: dar a conocer al pueblo español las razones que le llevaron a tomar la decisión de apartarse del poder: la falta de apoyo popular y el peligro de una guerra civil.
· Contexto histórico:
o Unidad temática: “Dictadura, II República y Guerra Civil”.
o Contexto histórico de España: este documento certifica el final del reinado de Alfonso XIII y da paso a la proclamación de la II República.
§ Tras el fin de la Dictadura de Primo de Rivera (28-I-1930), Alfonso XIII nombra un gobierno presidido por el general Dámaso Berenguer, conocido popularmente como la dictablanda. Con este gobierno el rey pretendía volver al sistema de la Restauración, restituyendo la Constitución de 1876 y convocando elecciones. Pero los problemas internos de los partidos dinásticos y el malestar social favorecieron la cohesión de la oposición antimonárquica.
§ En agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián había conseguido aglutinar la oposición antimonárquica reclamando un amplio movimiento político revolucionario que habría de plasmarse en una insurrección armada, que, apoyada por la movilización popular, tendría como objetivo el derrocamiento de la monarquía y la instauración de la república.
§ Tras el fracaso inicial de la insurrección armada en Jaca y la dimisión del general Berenguer, éste fue sustituido por el almirante Juan Bautista Aznar, que presidió un gobierno de concentración, el último gobierno de la monarquía. Dicho gobierno convocó elecciones municipales para el día 12-IV-1931 en que las candidaturas republicanas resultaron ganadoras en las principales ciudades españolas. Ante estos resultados, el rey optó por el exilio y se proclamó la II República.
§ La II República intentó modernizar las viejas estructuras sociopolíticas del país. Sin embargo, la fuerte oposición derechista y las aspiraciones revolucionarias de la izquierda abocaron a España a la guerra civil (1936-1939).
o Contexto europeo:
§ La crisis económica mundial producida por el crack bursátil de Nueva York de 1929, que tuvo menor incidencia en España debido al atraso económico, al predominio de su sector agrícola y al proteccionismo arancelario.
§ El ascenso de los regímenes totalitarios en los años 1920-30, tanto de signo fascista (el fascismo italiano o el nacionalsocialismo alemán) como el régimen comunista de la URSS.
· Análisis: (método lógico)
o Idea principal: la renuncia al trono de España del rey Alfonso XIII. Alfonso XIII suspende «deliberadamente el ejercicio del poder real» pero no abdica sino que se aparta sin renunciar «a ninguno de mis derechos», que son «depósito acumulado por la Historia», de acuerdo con la vieja doctrina canovista de la constitución interna, según la cual la Monarquía (al igual que las Cortes) es una institución que representa la Tradición y la Historia de España, y se sitúa, por tanto, por encima de cualquier texto constitucional.
o Ideas secundarias: circunstancias y justificación de su decisión.
§ Circunstancias: En la primera línea, el rey nombra las elecciones «celebradas el domingo»: se trata de las municipales (12-IV-1931) convocadas por el último gobierno de la monarquía (el del almirante Juan Bautista Aznar), que fueron consideradas por la oposición como una consulta a favor de la monarquía o la república.
§ Motivo nº 1: El resultado de dichas elecciones demostraron al rey la falta de apoyos a la monarquía («ya no tengo el amor de mi pueblo»)[2]. Aunque en el conjunto del país los monárquicos obtuvieron un mayor número de concejales, la distribución del voto republicano, vencedor en la mayoría de las capitales de provincia y grandes ciudades del país, se interpretó como la voluntad mayoritaria del país, ya que era de más calidad que el del mundo rural, por estar este último sujeto a los fraudes electorales del sistema caciquil.
§ Motivo nº 2: Alfonso XIII explica, en tono paternalista, que quiere, con su renuncia, evitar una «fratricida guerra civil», a pesar de que «Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas»: el rey podría, una vez más, imponerse por la fuerza, ya que tenía el respaldo de un sector de los militares[3].
§ Las «críticas coyunturas» a las que el monarca alude pueden referirse a las graves crisis en su reinado: la Semana Trágica de Barcelona (1909), la crisis de 1917 y el desastre de Annual (1921). En las dos primeras crisis, el monarca había actuado defendiendo los intereses de la oligarquía dominante frente a las clases populares. En cuanto a la cuestión africana, la oposición republicana consideraba también responsable al rey de estar detrás del desastre de Annual (donde el caudillo rifeño Abd-el-Krim había derrotado al ejército colonial español, causando alrededor de 15.000 muertos), un hecho que había conmocionado al país, en su mayoría contrario a una política colonial de prestigio.
§ El rey admite que pudo equivocarse en sus decisiones («sin duda erré yo alguna vez»). Se refiere, sin nombrarlo expresamente, a su apoyo a la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), respecto a la que trata de justificarse diciendo que actuó siempre con buena intención, «sin malicia», movido por su amor a España e intentando servirla. Por lo demás, podemos decir, en términos generales, que el error de Alfonso XIII constituyó, a diferencia de sus antecesores, su participación activa en las decisiones políticas del país, lo que contribuyó a intensificar la inestabilidad política.
§ La renuncia del rey parece ser, en un principio, breve, pues confía en volver cuando se celebren elecciones generales y se exprese la auténtica voz de la nación («la adecuada expresión de la conciencia colectiva»), a la que atribuye la soberanía («única señora de sus destinos»). Las elecciones a Cortes Constituyentes tendrían lugar dos meses después (28-VI-1931), siendo el primer proceso electoral plenamente democrático desde el sexenio revolucionario. El Parlamento resultante, fruto de la nueva ley electoral, reflejó una muy escasa representación de los partidarios alfonsinos, a pesar del peso económico y social que aún conservaba.
[1] El rey leyó el Manifiesto ante su Consejo de Ministros la tarde del 14 de abril antes de marchar al exilio; al día siguiente fue publicado en el periódico monárquico ABC y posteriormente en los principales periódicos del país para conocimiento de todos los españoles.
[2] La misma mañana del 14 de abril el conde de Romanones, ministro de Estado, se puso en contacto con Alcalá-Zamora (jefe del futuro gobierno provisional) para discutir una posible conciliación entre la monarquía y los "revolucionarios". Éste respondió: «Quiero que el rey se vaya antes de que se ponga el sol, para salvar la vida a él y a su familia» y evitar un derramamiento de sangre.
[3] Uno de sus más estrechos colaboradores, el general Cavalcanti (antiguo miembro del Directorio militar de Primo de Rivera), se ofreció el mismo 14 de abril por la tarde a dispersar con un escuadrón de Caballería a la multitud que se apiñaba amenazadora frente a las verjas del palacio de Oriente.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Ortega y Gasset: El error Berenguer (versión ampliada)
«Un Gobierno es, ante todo, la política que viene a presentar. En nuestro caso se trata de una política sencillísima. Es un monomio. Se reduce a un tema. Cien veces lo ha repetido el señor Berenguer. La política de este Gobierno consiste en cumplir la resolución adoptada por la Corona de volver a la normalidad por los medios normales. […]
España, una nación de sobre veinte millones de habitantes, que venía ya de antiguo arrastrando una existencia política bastante poco normal, ha sufrido durante siete años un régimen de absoluta anormalidad en el Poder público, el cual ha usado medios de tal modo anormales, que nadie, así, de pronto, podrá recordar haber sido usados nunca ni dentro ni fuera de España, ni en este ni en cualquier otro siglo. […]
La Dictadura ha sido un poder omnímodo y sin límites, que no sólo ha operado sin ley ni responsabilidad, sin norma no ya establecida, pero ni aun conocida, sino que no se ha circunscrito a la órbita de lo público, antes bien ha penetrado en el orden privadísimo brutal y soezmente. […]
Y que a ese hecho responde el Régimen con el Gobierno Berenguer, cuya política significa: volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más normales, hagamos «como si» aquí no hubiese pasado nada radicalmente nuevo […]
El Estado tradicional, es decir, la Monarquía, se ha ido formando un surtido de ideas sobre el modo de ser de los españoles. Piensa, por ejemplo, que moralmente pertenecen a la familia de los óvidos, que en política son gente mansurrona y lanar, que lo aguantan y lo sufren todo sin rechistar, que no tienen sentido de los deberes civiles, que son informales, que a las cuestiones de derecho y, en general, públicas, presentan una epidermis córnea. […]
He aquí los motivos por los cuales el Régimen ha creído posible también en esta ocasión superlativa responder, no más que decretando esta ficción: Aquí no ha pasado nada. Esta ficción es el Gobierno Berenguer. […]
Pero esta vez se ha equivocado. Éste es el error Berenguer. Al cabo de diez meses, la opinión pública está menos resuelta que nunca a olvidar la gran viltá que fue la Dictadura. El Régimen sigue solitario, acordonado como leproso en lazareto. No hay un hombre hábil que quiera acercarse a él. […]
Y no vale oponer a lo dicho que el advenimiento de la Dictadura fue inevitable y, en consecuencia, irresponsable. […] Supongamos un instante que el advenimiento de la Dictadura fue inevitable. […] Por tanto, si el Régimen lo aceptó obligado, razón de más para que al terminar se hubiese, con leal entereza, con nacional efusión, abrazado al pueblo y le hubiese dicho: Hemos padecido una incalculable desdicha. La normalidad que constituía la unión civil de los españoles se ha roto. La continuidad de la historia legal se ha quebrado. No existe el Estado español. ¡Españoles, reconstruid vuestro Estado!
Pero no ha hecho esto, que era lo congruente con la desastrosa situación, sino todo lo contrario. […] Busca a alguien que se encargue de la ficción, que realice la política del “aquí no ha pasado nada”. Encuentra sólo un general amnistiado.
Éste es el error Berenguer de que la historia hablará.
Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro estado no existe! ¡Reconstruidlo!
Delenda est Monarchia.
José Ortega y Gasset»
El Sol, 15 de noviembre de 1930
Texto: Manifiesto de Primo de Rivera y COMENTARIO
«Al país y al ejército:
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender al clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. […]
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que ésta recia y viril a que nos lanzamos por España y por el Rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria preparamos. Españoles: ¡Viva España y viva el Rey!
No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de prelados, ex gobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e impunes atracos; depreciación de moneda; francachela de millones de gastos reservados; sospechosa política arancelaria por la tendencia y más porque quien la maneja hace alarde de descocada inmoralidad; rastreras intrigas políticas tomando como pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbres ante este gravísimo problema nacional; indisciplina social, que hace el trabajo ineficaz y nulo, precaria y ruinosa la producción agrícola e industrial; impune propaganda comunista; impiedad e incultura; justicia influida por la política; descarada propaganda separatista, pasiones tendenciosas alrededor del problema de las responsabilidades y… por último, seamos justos, un solo tanto a favor del Gobierno, de cuya savia vive hace nueve meses, merced a la inagotable bondad del pueblo español, una débil e incompleta persecución del vicio del juego. […]
En virtud de la confianza y mandato que en mí han depositado, se constituirá en Madrid un Directorio inspector militar con carácter provisional encargado de mantener el orden público y asegurar el funcionamiento normal de los ministerios y organismos oficiales. […]
Ni somos imperialistas, ni creemos pendiente de un terco empeño en Marruecos el honor del ejército, que con su conducta valerosa a diario lo vindica. Para esto, y cuando aquel ejército haya cumplido las órdenes recibidas […] buscaremos al problema de Marruecos solución pronta, digna y sensata.
El país no quiere oír hablar más de responsabilidades, sino saberlas exigidas pronta y justamente, y esto lo encargamos con limitación de plazo a tribunales de autoridad moral y desapasionados de cuanto ha envenenado hasta ahora la política o la ambición. La responsabilidad colectiva de los partidos políticos la sancionamos con este apartamiento total a que los condenamos aún reconociendo en justicia que algunos de sus hombres dedicaron al noble afán de gobernar sus talentos y sus actividades, pero no supieron o no quisieron nunca purificar y dar dignidad al medio en que han vivido. […]
Miguel Primo de Rivera, Capitán General de la IV Región»
La Vanguardia, Barcelona, 13 de septiembre de 1923.
COMENTARIO DE TEXTO
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender al clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. […]
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que ésta recia y viril a que nos lanzamos por España y por el Rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria preparamos. Españoles: ¡Viva España y viva el Rey!
No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de prelados, ex gobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e impunes atracos; depreciación de moneda; francachela de millones de gastos reservados; sospechosa política arancelaria por la tendencia y más porque quien la maneja hace alarde de descocada inmoralidad; rastreras intrigas políticas tomando como pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbres ante este gravísimo problema nacional; indisciplina social, que hace el trabajo ineficaz y nulo, precaria y ruinosa la producción agrícola e industrial; impune propaganda comunista; impiedad e incultura; justicia influida por la política; descarada propaganda separatista, pasiones tendenciosas alrededor del problema de las responsabilidades y… por último, seamos justos, un solo tanto a favor del Gobierno, de cuya savia vive hace nueve meses, merced a la inagotable bondad del pueblo español, una débil e incompleta persecución del vicio del juego. […]
En virtud de la confianza y mandato que en mí han depositado, se constituirá en Madrid un Directorio inspector militar con carácter provisional encargado de mantener el orden público y asegurar el funcionamiento normal de los ministerios y organismos oficiales. […]
Ni somos imperialistas, ni creemos pendiente de un terco empeño en Marruecos el honor del ejército, que con su conducta valerosa a diario lo vindica. Para esto, y cuando aquel ejército haya cumplido las órdenes recibidas […] buscaremos al problema de Marruecos solución pronta, digna y sensata.
El país no quiere oír hablar más de responsabilidades, sino saberlas exigidas pronta y justamente, y esto lo encargamos con limitación de plazo a tribunales de autoridad moral y desapasionados de cuanto ha envenenado hasta ahora la política o la ambición. La responsabilidad colectiva de los partidos políticos la sancionamos con este apartamiento total a que los condenamos aún reconociendo en justicia que algunos de sus hombres dedicaron al noble afán de gobernar sus talentos y sus actividades, pero no supieron o no quisieron nunca purificar y dar dignidad al medio en que han vivido. […]
Miguel Primo de Rivera, Capitán General de la IV Región»
La Vanguardia, Barcelona, 13 de septiembre de 1923.
COMENTARIO DE TEXTO
· Introducción: fragmento del manifiesto de Primo de Rivera (13-IX-1923), redactado con motivo del golpe de Estado por el que se pone fin al sistema de la Restauración y que instaura una dictadura militar en España.
· Clasificación:
o Fuente primaria y documento histórico-circunstancial.
o Texto narrativo de carácter político.
o Manifiesto: es una declaración pública de principios e intenciones, a menudo de naturaleza política, formulada generalmente por individuos o partidos políticos. En los manifiestos suele emplearse un lenguaje exhortativo, ya que su finalidad es la de convencer o persuadir a la opinión pública de que acepte un determinado programa o posición política.
o Documento de carácter público[1] pero no oficial, es decir, no emana de la autoridad derivada del Estado[2]; es de ámbito nacional.
· Autoría: documento redactado el 13-IX-1923 en Barcelona por el general Primo de Rivera, a la sazón Capitán General de Cataluña.
o Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, marqués de Estella (1870-1930), era un militar de prestigio nacido en el seno de una familia de larga tradición militar[3]. Luchó en las campañas de Filipinas, Cuba y Marruecos, alcanzando el grado de general a los 42 años. En 1922 fue nombrado capitán general de Barcelona, puesto desde el cual protagonizó el golpe de Estado que dio paso a la Dictadura (1923-1930). La retirada de la confianza del rey motivó su dimisión y su exilio en París, donde murió pocas semanas después.
o Destinatario: «Al país y al ejército».
o Intencionalidad: aunque el golpe de Estado tenía como finalidad la toma del poder, la intención de Primo en este manifiesto es justificar dicho pronunciamiento ante la nación.
· Contexto histórico:
o Núcleo
temático 6: “Crisis del Estado liberal, la Segunda República y la Guerra Civil”
/ 6.1. “Regeneracionismo y revisionismo político” / “La Dictadura de Primo de
Rivera”.
o Contexto histórico de España: se sitúa durante el reinado de Alfonso XIII, en la crisis de la Restauración.
§ Golpe de Estado pacífico dado por Primo de Rivera en Barcelona (13-IX-1923), que encontró escasa resistencia en una opinión pública nacional cansada de la inestabilidad política de las últimas décadas. El mismo rey accedió al golpe y nombró a Primo de Rivera presidente de un gobierno militar.
§ El general instauraría, a partir de entonces, una dictadura que se extendió hasta 1930 y que tuvo como principales éxitos la paz social y el desarrollo económico, aunque fue incapaz de institucionalizarse políticamente y acabó por derrumbarse cuando la coyuntura de bonanza económica (“los felices años veinte”) empeoró a partir de 1929.
o Antecedentes:
§ El periodo que se inicia en 1902 con la mayoría de edad de Alfonso XIII fue una etapa difícil y, a partir de 1913, de gran inestabilidad política, con muchos gobiernos diferentes en pocos años (pero siempre partidos dinásticos) y una cada vez más fuerte oposición política al sistema (movimientos obreros, republicanos, nacionalistas).
§ Como consecuencia de dicha situación de inestabilidad, en 1917 estalló una triple crisis militar, política y social, que culminó en una huelga general revolucionaria y que incidió decisivamente en la descomposición del sistema de la Restauración. La conflictividad social se agravó en los años sucesivos especialmente en Andalucía (donde se desarrolló el llamado “trienio bolchevique”) y en Barcelona (terrorismo anarquista, pistolerismo, auge del catalanismo,...).
§ En el Protectorado de Marruecos, la ofensiva del ejército español acabó en el llamado “desastre de Annual” (1921), que se saldaría con la muerte de 15.000 soldados y la pérdida de todo el territorio conquistado. El subsiguiente “expediente Picasso”, designado para depurar las responsabilidades en la catástrofe y que apuntaba hasta el mismo monarca, quedó inconcluso por el golpe de Primo de Rivera.
o Contexto europeo: tras el final de la I Guerra Mundial y el éxito inicial para la democracia, se imponen regímenes totalitarios en algunos países:
§ En Italia, se impone el régimen fascista de Benito Mussolini, que llega al poder tras la “Marcha sobre Roma” (28-X-1922).
§ En Rusia, tras el triunfo de los bolcheviques en la Revolución de Octubre de 1917, se había fundado la URSS (28-XII-1922), el primer Estado comunista, que se presentaba como una nueva alternativa y modelo para los trabajadores del mundo.
· Análisis: (método lineal)
o Idea principal: justificación del golpe de Estado para liberar a la
Nación del sistema político de la Restauración y de sus
políticos (los «profesionales de la política»), a quienes Primo culpa de la nefasta situación política del país. Dicho sistema político basado en el turnismo («se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto») conformaba una «tupida red de la política de concupiscencias» y consistía en una alternancia pacífica en el poder entre los dos grandes partidos, el conservador y el liberal, con la finalidad de evitar los pronunciamientos como forma de acceder al poder y excluir al resto de partidos y opciones políticas («entre ellos mismos designan la sucesión»), garantizando a cambio el orden y la estabilidad en el país. El poder de un partido u otro estaba previamente garantizado por el monarca cuya «voluntad real» se hallaba también “secuestrada”.
En la última parte del texto expone sus objetivos («recabar todas las responsabilidades y gobernar»), justificándolos «por España y por el rey», es decir, no está contra el rey, quien daría inmediatamente su apoyo al golpe, sino contra sus gobiernos.
Ideas secundarias: como militar, Primo culpa también a esos políticos del «cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron en el 98». El golpe supone el fin de la crisis de la Restauración canovista, en la que el sistema se mostró impotente para abordar los problemas que aquejaban al país desde la crisis de 1898, año de la derrota ante Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas).
Ideas secundarias: como militar, Primo culpa también a esos políticos del «cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron en el 98». El golpe supone el fin de la crisis de la Restauración canovista, en la que el sistema se mostró impotente para abordar los problemas que aquejaban al país desde la crisis de 1898, año de la derrota ante Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas).
§ Atribuye la responsabilidad de gobernar exclusivamente a militares y «hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina». Efectivamente, Primo de Rivera instauraría en un primer momento un directorio militar, considerado desde un principio como de carácter provisional, que suspendió la constitución de 1876, prohibió la libertad de prensa, disolvió el Gobierno y el Parlamento e implantó un régimen dictatorial que concluiría en 1925 con el afianzamiento del poder personal y un incremento en la popularidad del dictador. En un intento de institucionalizar la dictadura, Primo de Rivera organizó entonces un directorio civil (1925-1930) formado por militares y personalidades procedentes de la Unión Patriótica (partido creado por el dictador en 1924) que desarrollaron una política social y económica intervencionista.
§ En el documento se puede apreciar la ideología “cuartelaria” que inspiraría al nuevo régimen. Primo de Rivera, de ideales militaristas, machistas y autoritarios, apela a la masculinidad de los españoles («este movimiento es de hombres») para conseguir el mayor número posible de adhesiones a su régimen, restaurando la fuerza de la nación.
§ Rechaza, asimismo, cualquier posible oposición («que esperen en un rincón, sin perturbar»), de la que, a lo largo de la dictadura, llegaron a ser exponentes el Partido Comunista, la CNT, republicanos de todas las orientaciones políticas, intelectuales (como Unamuno, Blasco Ibáñez u Ortega y Gasset) o el mundo universitario a través de la FUE (Federación Universitaria Escolar).
§ Finalmente, termina el texto prometiendo unos «días buenos que para la patria preparamos». Aunque su teoría política era inexistente y nula su experiencia de gobierno, la dictadura resolvió los problemas de orden público, la cuestión marroquí (mediante el desembarco franco-español en Alhucemas, 1925) y propició una etapa de desarrollo económico.
[1] Se publicó en el Diario de Barcelona y en La Vanguardia el mismo día 13 de septiembre de 1923 y al día siguiente (14-IX-1923) en el diario ABC.
[2] Tras la publicación de este manifiesto se produjo en España un vacío de poder: el gobierno de concentración del liberal García Prieto dimitió pero Primo no fue designado hasta el día 15 «Presidente del Directorio Militar encargado de la gobernación del Estado» con las facultades de «ministro único».
[3] Sus ancestros se remontan al siglo XVII. Su padre recibió el título de Marqués de Estella tras la finalización de la 3ª guerra carlista. Uno de sus hermanos perdió la vida en el desastre de Annual.
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